Hay fotos que son iconos de una generación, de una cultura, de una forma de estar, de sentir, de vivir, de entender nuestro pequeño mundo civilizado.
Hay fotos que son signos, a veces inconscientes, de nuestra particular existencia. Despiertan emociones, las sentimos cercanas y entendemos las claves que encierran.
Hay fotos que no necesitan interpretación, juegan con nuestros sentimientos, abiertamente, dejándonos indefensos ante nuestras propias debilidades o afanosas necesidades. (JRCI)