"Entender que no existe la muerte cambia nuestra vida"
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Luján Comas, Licenciada en Medicina, especializada en Anestesiología y Reanimación
Entrevista Imma Sanchís (La Vanguardia)
Considero que la muerte es el momento más importante
de la vida. Aquí se queda todo lo denso, te llevas tu conciencia.
¿Cuál es su experiencia con la muerte?
Trabajé como médico adjunto en el hospital Vall
d’Hebron durante 32 años, de ellos 18 como anestesióloga en cirugía cardiaca.
¿Muerte y reanimación han sido su pan de cada día?
He estado en contacto con la muerte desde dos
vertientes.Una es personal: yo nací tras la muerte de una hermana, recuerdo ir
al cementerio desde muy pequeña. También viví tres abortos tardíos de mi madre,
la muerte de un hermano a los 26 años y la muerte de mi marido.
¿A qué edad enviudó?
A los 48 años. Fue entonces, con el diagnóstico de
enfermedad terminal de mi marido, médico reumatólogo, cuando empecé a
investigar la muerte y la posibilidad de un más allá para ayudarle en ese
tránsito.
¿Y en lo profesional?
Debido a mi especialidad he reanimado muchos paros
cardiacos y he asistido a operaciones muy graves. Fui parte del equipo del
primer trasplante bipulmonar de España y el primer unipulmonar de Catalunya.
Todo esto me acerca mucho a la muerte y hace que me haga muchas preguntas.
Hablemos de ellas.
Había un tipo de operaciones que hacíamos en cirugía
cardiaca bajo hipotermia profunda. Casos en los que la aorta se rompe en la
zona de la que salen las arterias que irrigan el cerebro. Para que el cirujano
pudiera coser teníamos que parar la circulación sanguínea, el corazón y la
respiración.
¿Y eso no es la muerte?
Sí, aparentemente la persona está muerta. Luego, a
través del calentamiento, el oxígeno y los fármacos, su actividad vuelve a la
vida. Yo no podía evitar preguntarme: ¿dónde está la conciencia mientras tanto?
Si la conciencia está en el cerebro, cuando este no recibe oxígeno, ¿qué pasa
con ella?
¿Qué entendió?
Que la conciencia no es un producto de nuestro cerebro
sino que utiliza a nuestro cerebro. Dediqué mucho tiempo a investigar las ECM
(experiencias cercanas a la muerte).
Ha colaborado usted con el cardiólogo holandés Pin Van Lommel.
Sí, que desde 1988 se ha dedicado a documentar casos
incuestionables de ECM. En el 2001, en The Lancet, publicó un estudio clínico
prospectivo con 344 pacientes en el que participaron diez hospitales
holandeses.
¿Sobre vivencias de ECM?
Sí, pacientes que mueren clínicamente, es decir, que
corazón y cerebro dejan de funcionar, y aun así pueden explicar sus
percepciones sensoriales como si fueran un ser completo (las personas ciegas
ven como si tuvieran vista, los sordos oyen...), y pueden sentir, recordar y
pensar. Pero su cerebro no tiene rastro de actividad porque simplemente está
“muerto”.
¿Y qué cuentan?
Las situaciones más comunes descritas son que han
podido verse a sí mismos y lo que pasaba en aquel momento en su entorno; han
revisado toda su vida en el pasado y también en el futuro y comprendido el
sentido de su existencia. Han sentido una paz y un amor incondicional
indescriptible.
¿Pese a que su cerebro está muerto?
Sí, por tanto esa consciencia que continúa durante
este trance no se encuentra en el cerebro. Es una energía, y como energía no se
crea ni se destruye, se transforma y perdura.
¿Se da algún cambio en esas personas?
La mayoría modifican su escala de valores, pierden el
miedo a morir y afrontan la vida de una forma radicalmente diferente: empiezan
a dedicarse a trabajos que dan sentido a sus vidas, de servicio y ayuda a los
otros…
Hay médicos que afirman que esas experiencias son meras
alucinaciones.
Sí, debidas a la falta de oxígeno que todos sufrimos
en ese momento, pero no todos tenemos un ECM, tan solo un 20%. También dicen
que son causadas por el exceso de anhídrido carbónico o por una epilepsia del
lóbulo temporal, pero todas son rebatibles.
¿Cómo se lo explica usted?
En 1990, Stuart Hameroff, psicólogo en la Universidad
de Arizona, y Roger Penrose, físico matemático en la de Oxford, propusieron que
los microtúbulos, las unidades más pequeñas del citoesqueleto de las células,
actúan como canales para la transferencia de información cuántica responsable
de la consciencia.
¿Somos como aparatos de radio?
Exacto, y cuando morimos el contenido de los
microtúbulos vuelve a esa conciencia cuántica y si te reaniman se puede
recuperar.
¿Me está diciendo que en nosotros hay una conciencia universal?
Sí, y cuando mueres esa conciencia a la que se suman
tus experiencias pasa a la conciencia cuántica, pero no se pierde la
información.
¿Se trata de una conciencia que está continuamente aprendiendo?
Sí, continuamente, y que está conectada a todo. El
mundo de las subpartículas de las que todo está hecho, están interconectados,
usted, yo, los árboles, la mesa, todo el universo... Puede ser una explicación.
Lo que está claro es que si entendiésemos que no existe la muerte, no
tendríamos miedo y viviríamos de otra manera.
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