Para ser ecuánime
se necesita estabilidad emocional, el no sentirse zarandeado por las
circunstancias del presente que nos empujan a reaccionar sin imparcialidad. Ser
imparcial, es una cualidad
que nos permite mantenernos estables e imperturbables ante los cambios y
vaivenes de la vida, nos permite tomar decisiones después de haber analizados
todos los condicionantes que se presentan sobre una circunstancia concreta. Es
decir ser imparcial, es tener la capacidad de emitir un juicio equilibrado y
justo desde la veracidad de los hechos y de las pruebas que le acompañan y por
tanto requiere analizar detalladamente toda la información recibida o
expresada.
La ecuanimidad no es pasividad.
Por norma, no somos ecuánimes cuando nos quedamos paralizados, sino cuando siendo
observadores de la realidad actuamos desde el equilibrio, desde una objetiva
distancia emocional.
Ser ecuánime no es fácil, implica
estabilidad emocional, imparcialidad, asertividad, saber escuchar, saber
reflexionar, todos ellos son valores que implican un aprendizaje constante y no
es fácil, pues los condicionantes culturales, los prejuicios adquiridos y
desarrollados, las filias y fobias ligados a nuestro ego, la vorágine del día a
día que implica inmediatez, insisto todo ello no nos permite marcar distancia y
contemplar los hechos con equilibrio, con ecuanimidad.
Por último, para practicar la
ecuanimidad hemos de aceptar que el cambio es lo único constante. Rectificar en
nuestras decisiones aunque pueda significar contradictorio implica ser ecuánime (JRCI) .
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