LITERNAUTAS

domingo, 12 de enero de 2020

CONCILIACIÓN



Estamos ante tiempos complejos, donde la palabra como instrumento de concordia, de reflexión y de esperanza ha perdido la batalla frente al fanatismo, la intolerancia y a veces  la violencia.
Hoy más que nunca creo que es importante conjugar el verbo conciliar. Conciliar ideas, con sentimientos, legalidad con anhelos, ideologías con propuestas, realidad con emociones, ciudadanos con Instituciones,......
Conciliar significa transformar los conflictos en una filosofía de paz, los conflictos con diferente escala forman parte de la nuestra realidad como especie y como individuos, el conflicto a nivel social siempre es transformador pero debe encauzarse para que la transformación implique un progreso en la línea de la voluntad de sus ciudadanos.
Hoy y en nuestro entorno está venciendo el miedo y/o el rechazo a entendernos —y a vivir la democracia— como una obra en construcción permanente, un proceso inacabado y progresivo en el que, mediante el ejercicio de la libertad cívica, cada generación deja su huella con afán de adaptarse a las condiciones inevitablemente cambiantes de las personas, de la vida, del mundo.
Hoy y en nuestro entorno las propuestas transformadoras son reprimidas, desacreditadas, sospechosas o minusvaloradas. Es lógico que el poder siempre se muestre temeroso ante cualquier propuesta inquietante de cambio y  transformación. La razón es siempre la misma: el miedo de los agentes del sistema a perder el protagonismo y el control. Ya que el poder “per se” siempre es conservador, y más cuando la cultura democrática de las clases dirigentes es relativamente joven y poco interiorizada y se construye o se alimenta de la cultura del autoritarismo precedente. Pero también cualquier ideología excluyente, sustentada sobre el fanatismo, la intolerancia, y/o rechazo, insisto a veces violento al otro, no permite profundizar en la idea o voluntad de conciliar.
Si no hay conciliación todas las partes son culpables, ya que conciliar significa dialogo, empatía, significa utilizar la palabra como una herramienta de futuro y de paz. Para conciliar por definición es necesaria la figura de un mediador neutral que ayude a las partes en conflicto a allanar sus diferencias, es decir un tercero que desde la flexibilidad y experiencia en la resolución de conflictos, guie el proceso negociador para poder llegar a una transacción, a una solución adoptada de mutuo acuerdo. Es un sistema que ayuda a las partes a verbalizar, a discutir sobre sus diferencias, y sobre todo el papel del mediador a de ayudar a presentar soluciones que deben aceptar y asumir las partes en conflicto con total libertad.
En definitiva superar las diferencias pasadas siempre es necesario para reconciliar las partes y reconstruir las relaciones humanas y sociales. (JRCI)


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