Debemos evitar caer en generalizaciones y visiones que distorsionan la realidad e impiden la convivencia y la armonía de la diversidad. Debemos apostar por la defensa de una personalidad social solidaria con la diversa condición humana. Pero no podemos renunciar a nuestro sentido de "lo propio", de "lo cercano" que construye y cimenta el edificio de nuestro patrimonio cultural personal e íntimo. Es bueno el "cosmopolitismo" pues ensancha nuestros horizontes mentales, pero para ser cosmopolita uno debe amar lo propio, lo cercano aquello que nos ha construido vital y culturalmente. Debemos aprender a respetarnos, respentando nuestro pequeño mundo cotidiano.(JRCI)
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